Kerionics investiga cómo conseguir hidrógeno verde barato
La empresa, que surgió a partir del trabajo del Instituto de Tecnología Química del CSIC, ofrece soluciones de descarbonización para la industria
Sabemos que el hidrógeno ha vivido muchos amaneceres frustrados en su intento de ser una fuente inagotable de energía limpia. El entusiasmo, sin embargo, no decae ahora que Europa se ha tomado muy en serio convertir la fuerza del viento o el sol en un combustible que no genere emisiones nocivas y que sea competitivo. Pero ese nuevo ecosistema tecnológico necesita de un gran respaldo industrial y de ríos de dinero. En Kerioniks trabajan en esa trinchera, intentando hacer realidad soluciones de descarbonización, almacenamiento de energía, generación renovable y electrificación.
La empresa, nacida para llevar al mercado la investigación desarrollada por el Instituto de Tecnología Química (ITQ) —centro de investigación mixto entre el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia— es una spin-off que salió de la cabeza del ingeniero químico José Manuel Serra Alfaro. “Llevo investigando desde que empecé la tesis, en 1999″, repasa. En Alemania conoció la tecnología de la electrólisis en un centro industrial: “Al volver intenté aunarlo con lo que sabíamos hacer en el ITQ”, donde trabaja como investigador. Era el año 2006 y nadie en España hablaba de captura de CO2 o de descarbonización. “Vimos que había un hueco en el mercado para un tipo de empresa que hiciera diseños y desarrollos a la vanguardia para soluciones de apilamiento de celdas electroquímicas, que tienen mucha tecnología” y que sirven para convertir la electricidad en otra cosa, como hidrógeno o amoníaco. A diferencia de los electrolizadores alcalinos, ellos usan una tecnología más eficiente (que hace perder menos energía en el proceso de transformación de la electricidad.
Empezaron enfocados en la generación de oxígeno para consumo industrial y fueron evolucionando desde el 2015, fecha de fundación de Kerioniks de la mano de cinco socios, hasta marzo de 2021, momento en que la empresa se reconfiguró con la entrada del ingeniero industrial Fernando Colón, que venía de participar en el diseño del coche eléctrico en una filial del gigante norteamericano Koch Industries. “El nuestro es un proyecto industrial de los que no hay parangón en España. A nivel internacional como mucho tenemos ocho competidores”, resume Colón. Nueve personas altamente cualificadas trabajan en los componentes que Kerionics crea para electrolizadores de alta temperatura. Han captado capital público y privado, pero necesitan mucho más para convertir la idea en un negocio sostenible, ya que sus ventas, de apenas 300.000 euros, se basan en prototipos que no están pensados a escala comercial.
Su objetivo es industrializar la producción de los equipos que montan e ir saliendo de las pérdidas, haciendo que sus clientes vayan adoptando su tecnología y ayudando a que se cree “una cadena de valor”, para la producción de equipos de hidrógeno en España. Están, reconocen, lejos de lo que otros países realizan. Pero no por capacidad técnica, sino por la escasa apuesta a largo plazo por iniciativas como la suya. “Muchas empresas nos dicen: cuando tengáis algo os lo compramos. Pero para llegar hay que invertir muchos recursos, es una carrera de valientes”. Además de en hidrógeno trabajan en otras aplicaciones, como hidrocarburos a partir de biogás, o la generación de energía con el reciclado de basura. Piensan que el mundo no tiene tiempo que perder para detener el cambio climático: “De lo contrario acabemos extinguiéndonos o viviendo como en la película Mad Max”, bromea Serra.
Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.